No es un partido y no son unos principios

Publicado en por Gonzalo Flores

No es un partido y no son unos principios

Están surgiendo nuevos entes políticos en dirección a las elecciones generales de 2025. Enhorabuena, mientras ayuden y no entorpezcan. Pero no todo lo que surge es bueno y ni siquiera viable. Me referiré ahora a la declaración de principios de una organización llamada Alianza por Bolivia Unida y Solidaria (AL-BUS). No son un partido, no dice que quieren serlo; quizá sus fundadores aspiran a formar un centro de gravedad que atraiga a las fuerzas ahora dispersas. Su Declaración de Principios ha circulado por las redes sociales y me referiré a ella.

El documento empieza con una síntesis muy discutible de la historia boliviana. Diríamos que se trata de una colección de lugares comunes sobre algunos de los períodos en que se divide nuestra historia. El resumen se concentra en el régimen del MAS y particularmente en los resultados de su gestión, de los que hace una crítica benevolente. Llega a la conclusión de que el “Estado plurinacional se está descomponiendo” y que ha llegado la hora de un nuevo actor político central, que proyectará o contribuirá a proyectar a Bolivia en el escenario globalizado del siglo XXI. Como el lector habrá adivinado, el nuevo actor es la nueva entidad, AL-BUS.

A continuación, dice presentar sus principios, pero por mucho que se los busque no se los encontrará, por la sencilla razón de que los redactores del documento se han limitado a escribir, con muy poca precisión, algunas afirmaciones más o menos corrientes de la política contemporánea, y en ninguna parte han escrito sus principios propiamente dichos. Más bien, han delineado lo que podrían ser ideas básicas de un programa, que es una cosa muy diferente.

AL-BUS afirma que propugnará la democracia, pero también que apoyará las prácticas participativas (que en todo o en parte pueden ser contradictorias con la idea misma de democracia). Afirma también que se debe reconocer la “democracia comunitaria de las naciones y pueblos indígenas”, como si la democracia existiera realmente en alguno de ellos. Hasta aquí, AL-BUS es plenamente coincidente con el MAS y la Constitución de 2009.

Continúa diciendo que debe primar el principio de subsidiariedad y rechaza el modelo ultra centralista. Hasta ahí de acuerdo. Pero quiere que la autogestión no lo hagan las administraciones departamentales, sino las naciones y pueblos indígenas originarios. Ni el MAS había ido tan lejos.

AL-BUS se preocupa por la corrupción rampante y quiere contrarrestarla con un gobierno abierto armado de cinco elementos: participación ciudadana, control social, transparencia en los procedimientos, acceso a la información, rendición de cuentas; aun más: quiere cambiar los valores, repensar las administraciones, sus procedimientos y sus dogmas. Pero no advierte que la causa principal de la corrupción es que el gobierno tiene libertad para contratar deuda, que posee un número enorme de empresas y que tiene libertad absoluta para crear más empresas y más entidades y contratar empleados públicos, que se empeñan en crear y aplicar regulaciones inútiles. Bastaría con privatizar las empresas públicas, poner un límite al gasto total del gobierno y eliminar la mayor parte de las regulaciones para controlar la mayor parte de la corrupción.

Afirma correctamente que la libertad es una base de la democracia. Pero arruina su afirmación al decir que debe ir de la mano de la igualdad. Hay varias libertades (de pensamiento, expresión, movilidad, religión, etc.) pero la libertad suprema es la libertad de poseer. Sin propiedad privada muchas otras libertades no tienen sentido, y AL-BUS no lo sabe. Aún más, están convencidos de que la igualdad es deseable y se puede alcanzar, cuando la historia nos muestra que la desigualdad de oficios, educaciones, ingresos, oportunidades, historias personales, etc., es esencial para la innovación y el desarrollo de las sociedades. Quizá quisieron referirse a la igualdad ante la ley, pero en ese caso pudieron haberlo escrito de ese modo.

AL-BUS da por sentada la “vigencia real” de un conjunto de derechos humanos y derechos colectivos de los pueblos indígenas. Afirma que la naturaleza “multiétnica e intercultural” de Bolivia, es la base material de los derechos colectivos de esos pueblos. Esas afirmaciones están llenas de falsedades.  Por un lado, en Bolivia no existen naciones indígenas. Existen minorías o mayorías culturales, que tienen derecho a preservar su lengua, sus tradiciones y costumbres, sin que eso les de el status de nación. Por otro, la mayoría de “derechos” individuales y colectivos “vigentes” son simplemente inventos de organismos internacionales o de reuniones de políticos, como fue la Asamblea Constituyente de 2009.  La larga lista de derechos reconocidos en la constitución de 2009 son un lastre, no un motor del progreso, porque no están equiparados con obligaciones y deberes de las mismas proporciones.

AL-BUS se niega a cambiar. Quiere preservar y promocionar la economía estatal, la cooperativa, la comunitaria y la privada, como si la primera no fuera profundamente contradictoria con las demás, especialmente con la privada. Y pese a esa contradicción propone que la economía sea de libre mercado, regulado y fomentado por el Estado. Y a continuación se contradice otra vez diciendo que la propiedad privada es el fundamento del desarrollo económico. No acaba de ver que allá donde el Estado es un empresario, los precios empiezan a perder sus funciones y los  mercados no pueden entregar grandes beneficios porque sus reglas de juego han sido alteradas.

 Por fin, AL-BUS se decide y dice estar convencido(a) de que el Estado debe dirigir la “planificación estratégica económica y social”, regular la economía, controlar los sectores estratégicos de la economía, promover y apoyar la industrialización de los recursos naturales y aplicar políticas de redistribución de la riqueza. Se puede notar que no hay ninguna diferencia con el programa del MAS. Se nota también que AL-BUS se ha tragado el camelo muy bien vendido de que existen sectores estratégicos en la economía, cosa que es simplemente una ocurrencia caprichosa de economistas pro-Estado de los años 50 y 60 del siglo pasado. 

Entonces, AL-BUS propone que el Estado entorpezca todo lo que le sea posible entorpecer: ordenar la colocación de recursos, (cosa que está más allá de sus capacidades); establecer más regulaciones (haciendo más difícil el desarrollo de las empresas); seguir complicando el funcionamiento de los sectores de hidrocarburos, energía telecomunicaciones y minería, y seguir intentando industrializar los recursos naturales (tarea en la que ha fracasado rotundamente desde que se han fundado YPFB y COMIBOL)

Lo peor de todo está casi al final: a nombre de la redistribución, AL-BUS quiere quitar a unos la poca riqueza que han logrado, para entregarla a otros, que no pueden crear su propia riqueza porque las leyes ultraproteccionistas y las políticas antimercado les impiden formar un patrimonio.

AL-BUS dice que el respeto y preservación del medio ambiente serán una exigencia para todas las actividades tanto privadas como estatales, y a continuación garantiza la vigencia del derecho a un medio ambiente saludable y da una lista de problemas ambientales graves que debe resolver el país, junto con la protección de la biodiversidad. En ningún momento se le ocurre mencionar que muchos problemas ambientales surgen porque los recursos naturales están bajo regímenes de propiedad inapropiados, especialmente bajo la forma de propiedades comunes, comunitarias, públicas y acceso abierto. Se ganaría mucho más creando derechos de propiedad adecuados a los distintos tipos de recursos, incluyendo los recursos genéticos de flora y fauna. Tampoco se le ocurrió a AL-BUS que las externalidades deben internalizarse y que para ello el mejor medio es que el contaminador pague por el daño que causa.

En fin, el documento anuncia unos principios que no lo son, y que tampoco llegan a ser un programa. Es inevitable preguntarse por qué, con tanta afinidad con las ideas intervencionistas y socialistas en boga, los fundadores de esta nueva organización no corrieron a inscribirse al MAS. Deberían hacerlo, todavía están a tiempo.

 

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